Estrategias de protección contra amenazas crecientes en IoT y OT


Imagen: Zdzisław Beksiński


Por Víctor Ruiz, fundador de SILIKN, Instructor Certificado en Ciberseguridad (CSCT™), (ISC)² Certified in Cybersecurity℠ (CC), EC-Council Ethical Hacking Essentials (EHE) Certified, EC-Council Certified Cybersecurity Technician (CCT), Ethical Hacking Certified Associate (EHCA), Cisco Ethical Hacker y líder del Capítulo Querétaro de la Fundación OWASP.

La digitalización ha impulsado un crecimiento acelerado en el ámbito de la tecnología de la información (TI) y la tecnología operativa (OT), ambas con funciones clave en distintos sectores. Mientras que la TI gestiona datos y comunicación, la OT se encarga del control y monitoreo de procesos industriales mediante software y hardware especializados, como los sistemas SCADA.

Dentro de este ecosistema, la Internet de las Cosas (IoT) ha transformado la forma en que los dispositivos recopilan, transmiten y procesan datos, optimizando la eficiencia operativa. Sin embargo, este desarrollo ha traído consigo retos en ciberseguridad, ya que la protección tanto de la IoT como de la OT es fundamental para salvaguardar la integridad de la información, los sistemas y las infraestructuras críticas.

El auge de los ataques dirigidos a dispositivos IoT representa una amenaza global para empresas y expertos en seguridad informática. En 2022, se registraron aproximadamente 142 millones de ataques contra dispositivos IoT, un incremento notable en comparación con los 34 millones reportados en 2018. Asimismo, los incidentes de malware en estos dispositivos aumentaron un 88.9% en un solo año.

Algunos ataques pueden tener consecuencias devastadoras. Un ejemplo trágico fue la muerte de una paciente cuando un ataque de ransomware interrumpió los sistemas de cuidados intensivos de un hospital, convirtiéndose en el primer caso documentado de fallecimiento atribuido a un ciberataque. Otros incidentes han afectado infraestructuras esenciales, como el intento de manipulación química del suministro de agua en una ciudad de Florida y el sabotaje de un sistema de calefacción en Finlandia, que dejó a sus habitantes expuestos a temperaturas extremas.

La masificación del uso de dispositivos IoT ha generado grandes desafíos en ciberseguridad, ya que muchos presentan fallas que pueden ser explotadas por atacantes. Entre las principales vulnerabilidades se encuentran:

- Contraseñas predeterminadas o débiles: Permiten accesos no autorizados, facilitando la creación de botnets y la propagación de malware.

- Redes sin protección: La falta de medidas de seguridad compromete la integridad y disponibilidad de la información.

- APIs mal aseguradas: Ausencia de autenticación y cifrado expone a los dispositivos a ciberataques.

- Software desactualizado: Falta de actualizaciones de firmware deja expuestas vulnerabilidades conocidas.

- Manejo inadecuado de datos: La ausencia de cifrado en almacenamiento y transmisión permite el robo de información sensible.

- Administración deficiente de dispositivos: Configuraciones predeterminadas sin refuerzo de seguridad aumentan los riesgos.

- Problemas de privacidad: Los dispositivos IoT recopilan información sensible que, si no se protege adecuadamente, puede filtrarse y generar problemas legales y financieros.

- Seguridad física insuficiente: Dispositivos en entornos desprotegidos pueden ser manipulados por actores malintencionados.

- Autenticación débil: Falta de controles robustos de acceso expone los sistemas a ataques internos y externos.

Es así como los dispositivos IoT con vulnerabilidades pueden ser utilizados para ejecutar ciberataques masivos, como campañas de malware o ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS). Entre los riesgos más comunes destacan:

- Troyanos de hardware: Alteraciones maliciosas en los circuitos durante su fabricación.

- Ataques de canal lateral: Explotación de emisiones físicas del hardware para extraer datos sensibles.

- Manipulación de dispositivos: Acceso físico no autorizado para modificar firmware o software.

- Botnets de IoT: Redes de dispositivos infectados utilizadas para ataques DDoS masivos.

- Suplantación de identidad: Técnicas fraudulentas para acceder a redes IoT de forma ilegal.

Ante la expansión de la IoT y la creciente sofisticación de las amenazas, es indispensable adoptar medidas de seguridad proactivas. Algunas de las mejores prácticas incluyen:

- Implementación de autenticación avanzada y control granular de accesos.

- Uso de cifrado robusto para proteger datos en tránsito y almacenamiento.

- Aplicación de parches y actualizaciones de seguridad de manera constante.

- Segmentación de redes para minimizar la exposición a amenazas.

- Incorporación de inteligencia artificial y aprendizaje automático para detección temprana de ataques.

- Monitoreo continuo de dispositivos y redes para identificar comportamientos sospechosos.

La interconexión entre TI, OT e IoT ha generado un entorno con mayores posibilidades de optimización, pero también ha expuesto nuevas brechas de seguridad que requieren soluciones innovadoras. Las empresas deben priorizar la protección de sus infraestructuras digitales mediante estrategias que fortalezcan la seguridad de sus dispositivos y sistemas.

En un panorama donde los ciberataques evolucionan constantemente, garantizar la seguridad en la IoT es fundamental para la continuidad operativa y la salvaguarda de la información.

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