Recomendaciones para proteger los entornos de Tecnología Operativa frente al aumento de ciberamenazas
Imagen: Zdzisław Beksiński
En los últimos años, los sistemas de Tecnología Operativa (OT) — como los que controlan plantas de energía, redes de transporte o líneas de producción — se han convertido en un blanco prioritario para los ciberdelincuentes. El creciente nivel de interconexión entre las redes OT y los sistemas de Tecnología de la Información (TI) ha generado nuevas oportunidades de eficiencia, pero también ha abierto la puerta a un número cada vez mayor de amenazas.
Los sistemas OT fueron originalmente diseñados para operar de forma aislada. Sin embargo, la digitalización de procesos y su integración con redes TI e internet han ampliado su superficie de ataque. De acuerdo con la unidad de investigación de SILIKN, los ciberataques contra infraestructuras críticas han aumentado un 127% en los últimos dos años.
Ciberdelincuentes, hacktivistas y grupos con respaldo estatal emplean métodos como ransomware, phishing y la explotación de dispositivos IoT mal protegidos para vulnerar estos sistemas. Un caso paradigmático fue el ciberataque a Colonial Pipeline en 2021, que paralizó el suministro de combustible en la costa este de Estados Unidos, generando consecuencias económicas y sociales de gran impacto.
En México también se han registrado incidentes relevantes que han puesto en evidencia la vulnerabilidad de ciertos sistemas:
- Ciberataque a Pemex (2019)
- Ataque de ransomware a la CFE (2020)
- Defacement a Condusef, Banxico y SAT (2020)
- Ciberataque al Registro Civil de México (2024)
- Ataque a sistemas de gobiernos estatales (Ciudad de México, Estado de México, Michoacán, Puebla, Quintana Roo, Baja California Sur) (2024)
- Filtración de datos de la CNSF (2020)
- Ciberataque a la Secretaría de Economía (2020)
- Ataque de ransomware a la Lotería Nacional (2020)
- Vulneración de sistemas de la Secretaría de la Función Pública (2020)
- Ataque a la red de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) (2020)
En este sentido, las amenazas más comunes en entornos OT incluyen:
- Malware sofisticado, diseñado para evadir controles tradicionales y propagarse sin ser detectado.
- Ataques de ingeniería social, como campañas de phishing dirigidas a empleados con acceso a sistemas críticos.
- Aprovechamiento de dispositivos obsoletos o sin mantenimiento, que pueden ser utilizados como puerta de entrada.
- Amenazas internas, desde errores involuntarios hasta actos deliberados de personal autorizado.
¿Cuáles son algunas de las recomendaciones que señala la unidad de investigación de SILIKN para hacer frente a este tipo de incidentes?
Para hacer frente a este panorama complejo, las organizaciones deben adoptar un enfoque de seguridad proactivo y en múltiples capas, como por ejemplo:
- Segmentación de red: Dividir la red OT en zonas controladas ayuda a contener cualquier amenaza que logre infiltrarse. La segmentación limita el movimiento lateral de los atacantes y permite aplicar controles de acceso más estrictos entre distintas áreas de la red.
- Utilizar firewalls avanzados y listas de control de acceso (ACL) para filtrar el tráfico entre segmentos. Además, realizar auditorías periódicas de la red para identificar vulnerabilidades y garantizar que los sistemas OT permanezcan aislados de entornos TI no críticos.
- Adopción del modelo de confianza cero (Zero Trust): Bajo este modelo, ningún usuario o dispositivo se considera confiable por defecto. Esto implica implementar autenticación multifactor (MFA), cifrado en las comunicaciones y verificación continua de identidades y equipos.
- Incorporar herramientas de gestión de identidades y accesos (IAM) que aseguren que solo el personal autorizado pueda interactuar con los sistemas OT más sensibles.
- Mayor visibilidad de activos: Muchos entornos OT operan con una visión parcial de los dispositivos conectados a sus redes. Esta falta de visibilidad crea puntos ciegos que los atacantes pueden explotar con facilidad.
- Implementar soluciones de descubrimiento y monitoreo que generen inventarios actualizados en tiempo real, detecten dispositivos no autorizados y alerten sobre comportamientos anómalos.
- Gestión proactiva de parches y actualizaciones: El uso de software y hardware heredado en OT hace que muchos sistemas sean vulnerables por la falta de mantenimiento. La gestión de parches es un proceso crítico que, si bien complejo, no debe postergarse.
- Establecer un calendario de mantenimiento con ventanas programadas para aplicar parches de seguridad sin interrumpir las operaciones. Priorizar las actualizaciones según la criticidad de cada sistema.
- Capacitación continua y cultura de ciberseguridad: El factor humano continúa siendo uno de los eslabones más débiles en la cadena de seguridad. Capacitar al personal en prácticas seguras es una inversión fundamental para reducir errores y mejorar la respuesta ante incidentes.
- Realizar entrenamientos regulares sobre detección de amenazas, simulacros de ciberataques y formación en buenas prácticas de seguridad. Fomentar una cultura organizacional donde todos los colaboradores entiendan su rol en la protección de los sistemas.
La evolución de las amenazas cibernéticas en entornos OT exige una transformación urgente en las estrategias de protección. Las organizaciones que adoptan enfoques como la segmentación de red, la filosofía de confianza cero, el monitoreo de activos, la gestión activa de parches y la capacitación del personal, estarán mejor preparadas para defender sus operaciones frente a ataques cada vez más sofisticados.
No se trata sólo de mitigar riesgos: se trata de asegurar la continuidad operativa, proteger vidas humanas y preservar la confianza de clientes, socios y autoridades. En un contexto donde las amenazas digitales son permanentes y en aumento, la preparación y la prevención son las mejores herramientas de defensa.
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