El lado oscuro de tus contraseñas: cómo los cibercriminales las usan en tu contra


Imagen: Zdzisław Beksiński



Por Víctor Ruiz, fundador de SILIKN, Instructor Certificado en Ciberseguridad (CSCT™), (ISC)² Certified in Cybersecurity℠ (CC), EC-Council Ethical Hacking Essentials (EHE) Certified, EC-Council Certified Cybersecurity Technician (CCT), Ethical Hacking Certified Associate (EHCA), Cisco Ethical Hacker & Cisco Cybersecurity Analyst y líder del Capítulo Querétaro de la Fundación OWASP.

¿Alguna vez te has preguntado cuántas de tus contraseñas han terminado circulando por internet? Es probable que sí. Los titulares sobre hackeos, filtraciones de bases de datos de foros o servicios en línea son cada vez más frecuentes. Sin embargo, estas noticias pocas veces explican lo que sucede después. Ahí es donde comienza el verdadero problema: un proceso que los delincuentes profesionales han perfeccionado y del cual obtienen enormes ganancias.

¿Qué es el robo de credenciales y por qué representa una amenaza real?

El robo de credenciales ocurre cuando ciberdelincuentes reutilizan combinaciones previamente filtradas de usuarios y contraseñas para iniciar sesión en cuentas de otros sitios web. Este tipo de ataque, conocido en inglés como credential stuffing (literalmente “relleno de credenciales”), se basa en una estrategia simple pero devastadora: automatizar el ingreso de datos robados en múltiples plataformas.

¿Por qué funciona? Porque muchas personas — y también muchas empresas — siguen utilizando las mismas contraseñas en diferentes servicios durante años. Así que, si tu contraseña de algún viejo sitio web termina publicada en Pastebin, no es improbable que poco después tengas problemas con tu correo electrónico, tu tienda en línea favorita o hasta tu banca digital.

Un problema masivo, sencillo de ejecutar y altamente automatizado

El robo de credenciales no requiere grandes habilidades técnicas. De hecho, su implementación es sorprendentemente accesible:

- Magnitud: Se registran decenas de millones de ataques de este tipo cada día.

- Herramientas disponibles: En la Darknet se encuentran bases de datos, software e incluso tutoriales listos para ejecutar.

- Automatización total: Con modernas botnets, los atacantes pueden probar millones de combinaciones por hora.

¿Cómo opera un ataque de robo de credenciales?

Aunque parezca complejo, el proceso detrás del robo de credenciales es bastante directo:

- Recopilación de bases de datos: Los atacantes compran o descargan bases de datos de filtraciones anteriores con millones de combinaciones de usuario y contraseña.

- Preparación de la infraestructura: Se configura un entorno con proxies y software especializado como Snipr o Selenium.

- Verificación masiva: Miles de bots automatizados intentan iniciar sesión en sitios populares usando los datos recopilados.

- Filtrado de resultados: Los inicios de sesión exitosos se almacenan en bases de datos válidas para su posterior explotación: desde fraudes hasta reventa de accesos.

- Todo el proceso puede llevarse a cabo sin intervención humana directa: una vez lanzado el ataque, el atacante solo espera los resultados.

Las razones detrás de su efectividad

Lo que hace tan exitoso al robo de credenciales no es la sofisticación técnica, sino el descuido humano y empresarial:

- Reutilización de contraseñas por parte de los usuarios.

- Botnets que permiten ataques masivos.

- Ausencia de autenticación multifactor en muchos servicios.

- Bases de datos filtradas disponibles incluso en foros públicos.

- Empresas que, por costos o por experiencia, no implementan mecanismos de protección sólidos.

El robo de credenciales no distingue entre servicios pequeños y grandes corporaciones. Ejemplos recientes demuestran su alcance:

- Nintendo (2020): Más de 160,000 cuentas comprometidas mediante robo de credenciales. Algunos usuarios reportaron cargos no autorizados.

- Disney+ (2019): Días después de su lanzamiento, miles de cuentas fueron tomadas con credenciales de filtraciones previas.

- British Airways y Ticketmaster: Después de brechas de seguridad, los datos robados fueron reutilizados en múltiples plataformas, afectando la reputación y operaciones de estas empresas.

Lo alarmante no fue la vulnerabilidad de estos servicios en sí, sino el hecho de que los atacantes utilizaron información expuesta previamente en otros contextos.

¿De dónde provienen las bases de datos?

Las bases usadas en este tipo de ataques provienen de múltiples filtraciones a lo largo del tiempo. El proyecto “Have I Been Pwned” (https://haveibeenpwned.com) ya indexa miles de millones de combinaciones de correo electrónico y contraseñas. Estas bases no solo se venden en la Darknet, también se filtran gratuitamente como parte de estrategias de promoción entre hackers.

Incluso filtraciones menores — como las de foros olvidados o tiendas en línea poco protegidas — pueden alimentar este ciclo de ataques. Las filtraciones masivas como las de LinkedIn (2012), MySpace, Dropbox y Yahoo! siguen siendo fuente activa de credenciales utilizadas hasta hoy.

Herramientas y tecnologías utilizadas por los atacantes

El ecosistema de herramientas para robar credenciales es sorprendentemente sofisticado:

- Botnets: Permiten distribuir el ataque desde múltiples IP para evitar bloqueos.

- Servicios anti-Captcha: Como 2captcha, que usan humanos o IA para resolver captchas automáticamente.

- Herramientas de relleno: Como Snipr, Sentry MBA y BlackBullet, que automatizan ataques a gran escala.

- Servicios de proxy: Tanto gratuitos como de pago (ej. Luminati), para ocultar el origen de los intentos.

- Incluso existen chats de soporte, sistemas de fidelización y paneles de control que hacen que esta actividad ilícita se asemeje a una operación empresarial.

¿Qué pueden hacer las empresas?

Los proveedores de servicios deben buscar el equilibrio entre seguridad y experiencia de usuario. Algunas acciones efectivas son:

- Límites de intentos de inicio de sesión: Bloqueo temporal tras varios intentos fallidos.

- Autenticación multifactor (MFA): Códigos por SMS, aplicaciones de autenticación, llaves físicas.

- Detección de bots: Vigilancia de IP sospechosas, patrones de comportamiento automatizado.

- Uso de captchas: Aunque molestos, ralentizan a los atacantes automatizados.

- Monitoreo de filtraciones: Cruzar datos con bases filtradas y alertar a los usuarios afectados.

- Servicios de protección anti-bot: Como Cloudflare, PerimeterX o Akamai.

Estas acciones no eliminan el riesgo por completo, pero sí elevan significativamente el costo y la dificultad de un ataque exitoso.

¿Y qué puede hacer el usuario común?

No necesitas ser un experto en ciberseguridad para protegerte del robo de credenciales. Aquí algunos consejos esenciales:

- Usa un gestor de contraseñas para generar y almacenar contraseñas únicas.

- Nunca reutilices contraseñas en diferentes sitios.

- Activa la autenticación de dos factores siempre que puedas.

- Consulta regularmente si tu correo electrónico ha sido comprometido usando servicios como Have I Been Pwned.

- Cambia tus contraseñas al menos una vez al año.

- Desconfía de enlaces sospechosos y evita introducir tus datos en sitios no verificados.

- Lo más importante: no creas que a ti no te va a pasar. Este tipo de ataques se aprovecha precisamente de esa falsa sensación de inmunidad.

Mitos comunes sobre el robo de credenciales

Muchos usuarios minimizan el problema basados en ideas erróneas:

- “Mi cuenta no es interesante”. Error: cualquier cuenta puede ser usada como puente hacia otros ataques.

- “Mi contraseña es muy compleja”. Da igual si ya ha sido filtrada antes. No se trata de adivinarla, sino de reutilizarla.

- “Los servicios en línea ya me protegen”. En muchos casos, las empresas aún están aprendiendo a enfrentar este tipo de amenazas.

- “Esto solo ocurre en la Darknet”. Falso: el robo de credenciales ya es parte del día a día digital.

¿Qué nos depara el futuro?

El robo de credenciales sigue evolucionando. Surgen nuevos métodos como ataques a través de apps móviles, asistentes de voz o campañas personalizadas dirigidas a individuos o empresas específicas.

Mientras tanto, las botnets se vuelven más sigilosas, las técnicas de suplantación más realistas y los atacantes más creativos. Es una carrera armamentista constante entre la innovación defensiva y la ofensiva.

Mientras exista al menos una base de datos de contraseñas circulando en internet, esta amenaza seguirá viva.

El robo de credenciales demuestra cómo una pequeña negligencia puede desencadenar consecuencias graves para miles o millones de usuarios. Ningún servicio en línea está exento, y cada persona debe adoptar nuevas normas de higiene digital.

La lección es clara: más vale invertir unas horas configurando correctamente tu seguridad que lamentar un ataque cuando ya es tarde.

Las contraseñas, que una vez fueron símbolo de privacidad, hoy son mercancía que se vende y circula libremente. Pero con atención, prevención y un poco de “paranoia sana”, aún es posible mantenerse a salvo en esta era de ciberataques silenciosos y automatizados.

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